Las grullas en el Prepirineo
La migración de las grullas es un fenómeno muy popular entre los amantes de la naturaleza, ya que observar las siluetas en el aire de estas bandadas de cientos de ejemplares al atardecer, es un espectáculo digno de ver y de fotografiar. Se trata de un ave majestuosa, esbelta, con un plumaje grisáceo de tonos blancos y negros en cuello y cabeza, y por supuesto con su característica mancha roja occipital. Impresionan sus dos metros de envergadura, y podremos saber que pasan por encima de nuestras cabezas al escuchar su trompeteo, ese sonido intenso que acompaña sus vuelos.
Su lugar de origen y reproducción se encuentra en el norte de Europa, principalmente en la península escandinava (Finlandia, Noruega y Suecia), Dinamarca y Rusia (tanto la parte europea como la asiática). Allí pasan la mayor parte del año, desplazándose entre octubre y noviembre a climas más cálidos para regresar de nuevo hacia finales de febrero y principios de marzo. Evidentemente, tanto el clima como la cantidad de alimento modifican estas fechas unos días arriba o abajo según el año.
¿Hacia dónde se dirigen?
Desde su posición en el norte de Europa, las rutas migratorias europeas son muy variadas, pero se pueden resumir en tres principales:
- La ruta oriental: la escogen principalmente las grullas ubicadas en Rusia, que cruzan Turquía para llegar hasta lugares como Egipto o Etiopía.
- La ruta central: desde Polonia cruzan países como Italia o Serbia para llegar al norte de África.
- La ruta occidental: esta es la más importante para nosotros, pues es la que lleva a las grullas de la zona de Suecia, Noruega, Dinamarca y Alemania hasta nuestro país y Marruecos principalmente.
Las grullas en España normalmente están de paso, y hacen de lugar de descanso entre sus largas jornadas de vuelo en las que pueden terminar recorriendo hasta 4.000 km. pero hace ya muchos años que eligen nuestro país para pasar el invierno de manera permanente. La mayoría en las dehesas y humedales extremeños, pero también en Castilla La Mancha, Andalucía y, por supuesto, Aragón.
Aquí vamos a comentar dónde y cuándo es ideal observar a las grullas en el Prepirineo aragonés, y es que, una vez más, somos muy afortunados al poder observar este espectáculo que nos regala la naturaleza.
¿Dónde verlas en el Prepirineo?
Cómo hemos comentado, Aragón ha sido tradicionalmente lugar de paso y de descanso de las bandadas de grullas en sus rutas migratorias, pero ahora es habitual encontrar grupos de cientos o incluso miles, repartidas por distintas localizaciones en nuestro territorio durante todo el invierno. Sin duda el lugar más popular es la laguna de Gallocanta, entre Zaragoza y Teruel, pues es la que tiene mayor número de ellas, sin embargo, en los últimos años ha crecido y mucho su población en otros humedales entre los que destacamos varios del Prepirineo:
- Hoya de Huesca: el embalse de la Sotonera y sus aledaños son el lugar en el que mayor concentración de Grullas podemos encontrar en la provincia oscense. Ya hace años, en la Alberca de Alboré se instaló un centro de interpretación específico para las grullas que está muy activo durante todo el invierno, pero en especial en la época de las grandes migraciones. Se encuentra en la localidad de Montmesa, y cerca de Huesca es el lugar con mayor afluencia de estas aves. Os invitamos a visitar este centro especializado en el avistamiento de las grullas. https://turismo.hoyadehuesca.es/la-hoya-de-huesca/natural/museos-de-la-naturaleza/centro-de-la-naturaleza-alberca-de-albore
- Guara- Somontano: en la comarca del Somontano de Barbastro podemos encontrar varios cientos de ejemplares en la localidad de Monesma, perteneciente a Ilche, cerca de Berbegal. Los arrozales que los últimos años están proliferando en la comarca son un lugar ideal para sus dormideros, en los que encuentran agua y comida. El agua para los dormideros es fundamental, puesto que tienen la costumbre de descansar con las patas en el agua para advertir si un depredador se acerca, una técnica bastante eficiente para evitar ser depredadas. Cerca de Monesma, en Selgua y Pomar de Cinca, también podemos encontrar algunas colonias.
- Cinco Villas: de nuevo los arrozales y humedales son los lugares idóneos para encontrarlas, en este caso los que se encuentran al sur de Ejea de los Caballeros y el entorno del embalse de San Bartolomé. No hay un número muy grande de ellas de manera permanente en invierno, pero durante la migración pueden dejarse observar por allí para descansar de su largo viaje.
En todos los casos aquí descritos, estamos hablando de los dormideros en los que han permanecido durante toda la época invernal. Durante las épocas de migración (octubre-noviembre y febrero-marzo) pueden ser lugar de descanso de las enormes bandadas que han invernado en Marruecos, Extremadura o Andalucía. Por lo tanto, se aumenta mucho la posibilidad de ver grandes números de ellas en vuelo. Hacia el atardecer es cuando buscarán el lugar en el que dormir y volarán más bajo.
¿Cómo es la mejor manera de fotografiarlas?
Las grullas son aves muy huidizas que en cuanto perciben un atisbo de acercamiento por parte de alguien emprenderán el vuelo y se marcharán de allí rápidamente. Es por ello que no conviene acercarse mucho ni acercarse a pie hacia ellas, puesto que si se molestan demasiado gastarán las energías que necesitan en invierno, y se marcharán quién sabe dónde, por lo que no las podremos volver a disfrutar. Lo más adecuado es acercarse en coche cuando va a caer la noche, para verlas llegar en bandadas con los colores del atardecer de fondo.
Existen también lugares adecuados para ello, los famosos “hydes” o escondites, que no son otra cosa que casetas de madera en las que poder esconderse para que tu presencia no les resulte molesta. En la Alberca de Alboré existe esa posibilidad, pero siempre es recomendable ponerse en contacto con el centro de interpretación para que te asesoren de cuál es la mejor manera de hacerlo. Recientemente ha habido casos de personas que se han acercado a pie por lugares indebidos, haciendo caso omiso de las indicaciones que los responsables habían colgado, y esto es algo muy perjudicial para estas huidizas aves. Lo ideal es ponerse en contacto con profesionales que nos indiquen cuál es la mejor manera y mejor zona para verlas.
En cuanto al fondo de las fotografías, en la zona de Monesma hemos podido fotografiar bandadas este invierno con unos fondos preciosos del Cotiella, la Peña Montañesa o el Turbón. En la Sotonera, la Sierra de Guara es la protagonista, y cerca en la alberca de Loreto se puede observar de fondo el salto del Roldán o la ermita de Loreto.
Ahora mismo en época de migración, al poder encontrar grandes bandadas prácticamente en cualquier momento, hay que estar muy al tanto para aprovechar su vuelo en “v” y dejar que la cámara las capte surcando el cielo con el Pirineo de fondo.
Costumbres y curiosidades:
- Son omnívoras, por lo que se alimentan fundamentalmente vegetales y el grano caído en el suelo en invierno, pero también de pequeños artrópodos, peces, anfibios e incluso pequeños roedores.
- Pueden vivir hasta los cuarenta años, sin embargo, su esperanza de vida es mucho menor y desafortunadamente lo más habitual es que no lleguen a la docena.
- Son monógamas, y no cambiarán de pareja a no ser que una de las dos fallezca. Aún así, cada primavera repiten los rituales de cortejo, con unos movimientos y bailes muy llamativos y vistosos.
- La especie de grulla que mencionamos aquí es la grulla común. Existen hasta 15 especies diferentes, y todas ellas están protegidas.
- Son capaces de emitir diferentes sonidos para comunicarse, y también utilizan movimientos diferentes en función del mensaje que quieren enviar.
- La grulla común es capaz de volar cerca de los 10.000 metros de altura, siendo de las aves que más alto vuelan del mundo.