Aragón como reino surgió con la muerte del monarca navarro Sancho Garcés III, el Mayor. Los territorios bajo su mando quedaron repartidos entre sus cuatro hijos: Ramiro I, heredó lo que entonces era el condado de Aragón, a García, su primogénito legítimo, le correspondió reinar en Navarra, a Fernando se le cedió el condado de Castilla y, por último, a Gonzalo, se le entregó el Sobrarbe y la Ribagorza.
Pese a no intitularse como tal, todos los documentos de la época tratan de rey a Ramiro I, ya que ejerció la potestas regia en los territorios bajo su mando.
Los cuatro hermanos se centraron en asegurar los territorios que habían heredado, lo cual generó disputas entre ellos. Ramiro afianzó la frontera norte casándose en el año 1036 con Gisberga-Ermesinda, hija de Bernardo Roger, conde de Bigorra. Más tarde, en el 1044, falleció su hermano Gonzalo y Ramiro anexionó los territorios que este había heredado, el Sobrarbe y la Ribagorza.
Al oeste, precisamente en torno a los territorios protagonistas de esta ruta, Ramiro y García Sánchez, entonces monarca de Navarra, se disputaban la frontera entre sus reinos. Uno de estos enfrentamientos acabó con la apresurada huida del rey Ramiro:
En el año 1037 Ramiro utilizó como excusa para reclamar territorios una pasada contienda en la que proporcionó soldados de forma indirecta. Ramiro se dispuso a tomar Tafalla, sin sus mejores hombres y apresuradamente, pero fue atacado por la noche por las fuerzas navarros y tuvo que abandonar su empresa y volver a sus dominios. El rey cruzó localidades como Sos, Navardún y Los Pintanos en la huida.